En la era digital actual, el pensamiento computacional se ha convertido en una habilidad fundamental, asociada a menudo, como una consecuencia del aprendizaje de código, a la programación. Sin embargo, la realidad es que el pensamiento computacional no sólo es distinto de la programación, sino que también es una habilidad que se puede desarrollar sin necesidad de programar e incluso sin utilizar herramientas digitales o tecnológicas.
El pensamiento computacional es una habilidad mental que implica la resolución de problemas de manera estructurada y lógica, utilizando principios que podemos encontrar en la computación. Incluye la división de problemas en partes más pequeñas, la identificación de patrones, la abstracción de información y la creación de algoritmos para solucionar esos problemas, entre otros.
Estas habilidades ciertamente son necesarias a la hora de programar, pero no se quedan en el campo de la computación. El pensamiento computacional impulsa el desarrollo de habilidades transferibles que pueden preparar a las y los estudiantes para tomar mejores decisiones. Estas habilidades adquieren una relevancia crucial en el mundo actual, especialmente con la presencia cada vez más irrevocable de la inteligencia artificial. Con el avance de las tecnologías "no-code", el énfasis futuro no residirá tanto en el "¿cómo hacerlo?", ya que contaremos con IA para esa tarea, sino en el "¿qué hacer?". Para abordar esta pregunta, necesitaremos ciudadanas y ciudadanos reflexivos, conscientes y empáticos, capaces de dar respuestas a los desafíos de un planeta en constante cambio. Es aquí donde el pensamiento computacional trasciende la sala de clases para convertirse en una herramienta aplicable en diversas áreas de la vida.
Algunas de las habilidades claves que promueve el pensamiento computacional son la resolución de problemas y el pensamiento crítico. Al enfrentarse a desafíos complejos, las y los estudiantes con habilidades computacionales están capacitados para descomponer problemas en partes más manejables, identificar patrones y evaluar soluciones. Esta capacidad es invaluable en una variedad de situaciones cotidianas. Por ejemplo, al organizar un paseo de curso podrán descomponer el proceso en pasos más manejables, como buscar pasajes identificando patrones de precios, reservar alojamiento evaluando opiniones en línea y planificar actividades considerando un presupuesto. Además, el pensamiento crítico permite analizar datos, evaluar información y considerar diferentes perspectivas para tomar decisiones fundamentadas en evidencia, cómo elegir una institución financiera para abrir una cuenta bancaria, decidir por cuál candidato político votar o comparar productos en el supermercado. El pensamiento crítico permite a las personas tomar decisiones con confianza y claridad, basados en el conocimiento y la evidencia.
Por otro lado, el desarrollo del pensamiento computacional fomenta la colaboración y la innovación. Al participar en proyectos interdisciplinarios y enfrentarse a desafíos complejos como equipo, las y los estudiantes aprenden a comunicarse de manera efectiva, a pensar de manera creativa y a trabajar hacia metas compartidas. Esto promueve el desarrollo de la empatía, una habilidad esencial para la sociedad, ya que las relaciones solidarias entre ciudadanos pueden contribuir a la reducción de la discriminación y a una mejor calidad de vida con horizontes en común.
El pensamiento computacional no solo se trata de programación y tecnología, sino que también impulsa el desarrollo de una variedad de habilidades transferibles que son fundamentales para el siglo XXI, preparando a las y los estudiantes para tomar mejores decisiones y prosperar en una sociedad digital en constante evolución, construyendo con empatía y reflexión una sociedad más justa e igualitaria.
Katherine Vergara
Científica, divulgadora y activista social
Experta en gestión de la educación STEM y Fundadora de STEMtivista, plataforma de divulgación de las ciencias de la tecnología. Entre otros reconocimientos es la primera mujer chilena en ganar un Abie Award en Estados Unidos por su invención de una microcontrolador para computación física que considera perspectiva de género.