
Los líderes escolares tenemos la oportunidad y responsabilidad de ofrecer un servicio educativo adecuado y desafiante para nuestros estudiantes. Estamos llamados a movilizar e inspirar a nuestra unidad educativa con ideas e iniciativas innovadoras, teniendo siempre a los estudiantes como el centro de las experiencias de aprendizaje.
La escuela Lisa Peter Teubner de la comuna de Tomé, ha ido trabajando la línea del cambio de manera paulatina y sostenida en el tiempo, atreviéndonos a innovar en nuestro quehacer docente y directivo.
El mundo, la sociedad y la educación han evolucionado. Los educadores debemos ser conscientes de esta realidad y colocarnos en el lugar de nuestros estudiantes, quienes, en algunos casos, pasan largas horas sentados en una sala de clases, escuchando únicamente las explicaciones de los profesores, con baja comprensión y sin interactuar entre pares.
Gracias a la interacción constante con los estudiantes y a diversas instancias de trabajo colaborativo y reflexión entre directivos, docentes y asistentes de la educación, hemos ido construyendo en comunidad un sueño que se traduce en una visión de enseñanza-aprendizaje que fomenta el desarrollo de habilidades del siglo XXI en nuestros educandos.
Nuestras ideas y sueños se han consolidado gracias a la influencia y colaboración del centro de liderazgo “+ Comunidad”, con quienes hemos construido experiencias de aprendizaje que fomentan el desarrollo de las seis competencias del aprendizaje profundo: Pensamiento Crítico, Creatividad, Colaboración, Comunicación, Carácter y Ciudadanía.
El diseño de las experiencias de aprendizaje, planteado en el libro “Sumergirse en el aprendizaje profundo”, se rige por un ciclo de planificación y reflexión colaborativa, que involucra distintas etapas: evaluar, diseñar, implementar, monitorear, reflexionar y cambiar (Fullan et al., 2019). Este ciclo proporciona una estructura que ayuda a los docentes del establecimiento a navegar a través de este enfoque de aprendizaje, haciendo explícito lo que se espera que aprendan los estudiantes de acuerdo con las expectativas curriculares de cada asignatura y las seis competencias globales para el aprendizaje del siglo XXI.
Esta metodología de innovación implica fortalecer el trabajo colaborativo en nuestra comunidad educativa, siendo relevantes cuatro elementos:
- Prácticas pedagógicas: se consideran las necesidades, intereses, motivaciones y fortalezas de los estudiantes. Además, tienen la oportunidad de proponer ideas, reflexionar y tomar decisiones, así como resolver problemas cotidianos que contribuyen al desarrollo integral de sus competencias, promoviendo la metacognición.
- Ambientes de aprendizaje: la experiencia de aprendizaje transcurre en un ambiente de confianza y seguridad entre estudiantes y docentes, donde los entornos pueden ser variados, tanto físicos como virtuales, dentro y fuera del aula, enriqueciendo el aprendizaje.
- Socios del aprendizaje: considera relaciones horizontales entre docentes y estudiantes durante todo el proceso, promueve la colaboración efectiva entre ellos. Contempla la participación de otros agentes relevantes que aportan experiencias y nuevos conocimientos para el aprendizaje de los estudiantes.
- Uso de lo digital: motiva el uso de diversos recursos digitales para la indagación, análisis, síntesis y comunicación, permitiendo a los estudiantes conectarse con el entorno local y global para enfrentar los desafíos que se les proponen.
Nuestras experiencias de innovación, como “Arcade”, “Scan Kids: Tomé aventuras” o “Conduciendo para la vida”, han sido fruto del arduo trabajo colaborativo y sistemático de un equipo de liderazgo competente, enfocado en lo pedagógico, un cuerpo de profesores con gran vocación y disposición para mejorar sus prácticas metodológicas, asistentes de la educación que apoyan y complementan la labor docente, familias que creen en nuestro proyecto educativo y estudiantes “agentes de cambio”, protagonistas de su propio aprendizaje.
Tengo la convicción de que, existiendo vocación, relaciones de confianza, altas expectativas, rigurosidad en las prácticas institucionales y "colaboración enfocada" entre equipos directivos y docentes, se pueden crear experiencias de aprendizaje desafiantes que aborden las necesidades actuales de la sociedad y el desarrollo de competencias del siglo XXI en nuestros estudiantes.