
El sistema educativo es un gran motor movilizador de transformaciones en nuestro país, por ello el Ministerio de Educación asume con responsabilidad el rol protagónico que le confiere la ciudadanía frente a la necesidad de avanzar hacia un futuro socioambientalmente justo y solidario, que garantice derechos sociales que provean dignidad y bienestar a las personas, en armonía con un desarrollo sostenible que promueva una cultura para la paz y el fortalecimiento de la democracia para un mejor planeta.
En este contexto el Ministerio de Educación elabora el “Marco de Educación Integral para la Sustentabilidad[1] y la adaptación al Cambio Climático” (MEISC), el cual se enraíza en el enfoque de derecho y la educación inclusiva como el fundamento que gesta la política educativa para robustecer el resguardo de las trayectorias educativas de niñas, niños adolescentes, jóvenes y adultos, especialmente de quienes están en riesgo de exclusión.
De esta forma “Educar en la promoción del conocimiento, respeto, cuidado y protección del medioambiente, la sustentabilidad y la adaptación al cambio climático en todo el sistema educativo, contribuyendo activamente a una sociedad más justa, sostenible, inclusiva y resiliente desde una perspectiva de cooperación global”, se convierte en un objetivo común que debe ser abordado en cada comunidad educativa. Estos aprendizajes no surgen de forma espontánea, sino que serán el fruto de un proceso sistemático e intencionado que debe fortalecer las capacidades de quienes conforman las comunidades, a través de la participación colaborativa, para promover la innovación educativa[2] en la gestión de la práctica pedagógica y así ampliar la comprensión del valor de la educación para la sustentabilidad para el desarrollo sostenible (EDS).
Esto presenta múltiples desafíos ya que transversalizar una política como esta requiere una disponibilidad al cambio para que una comunidad educativa pueda desarrollar diversas iniciativas asociadas a las políticas de inclusión, convivencia educativa, formación ciudadana, ciudadanía digital o de seguridad escolar, con una mirada sistémica para una buena articulación entre todas ellas. Por otro lado, abordar estas temáticas en muchos casos depende de voluntades individuales que se tensionan por la baja comprensión y la falta de apoyo institucional existente; también por el desconocimiento sobre lo que implican estas materias y las obligaciones que existen para asumirlas, según el cumplimiento de tratados internacionales ratificados por el país, en atención a la normativa vigente.
Lo anterior puede favorecer la instalación de contextos adversos para la implementación de acciones formativas asociadas al cumplimiento de los objetivos del MEISC, ya que las y los docentes que asumen este desafío se sienten solos y sin el respaldo de sus jefaturas e incluso pares, lo que no refuerza positivamente el esfuerzo por innovar en sus prácticas pedagógicas.
Por ello este marco busca instalar desde sus principios y enfoques una oportunidad para unificar el sentido y propósito de todos los esfuerzos que se realizan en distintos ámbitos y establecer las sinergias que se traduzcan en acciones concretas inspiradas en la construcción de relatos sobre que transiten desde catastrofismo hacia la esperanza de un mejor futuro posible para todas y todos sin distinción.
Así entonces, en una primera etapa de instalación del Marco, se busca diseñar procesos participativos con diversos actores para recoger y proyectar necesidades territoriales de formación y desarrollo de capacidades, que se espera sean recogidas en la elaboración de los planes regionales. Esto permitirá crear y/o gestionar de manera colaborativa, una oferta programática innovadora, práctica y atractiva dirigida a distintos actores de las comunidades educativas.
Una segunda etapa de este proceso es identificar y gestionar espacios concretos que favorezcan la sensibilización, la innovación educativa, el empoderamiento y el desarrollo de competencias para transversalizar el MEISC en toda la comunidad educativa. Esto asegurará la implementación de acciones formativas que tributan al cumplimiento del objetivo planteado, haciendo sinergia con las distintas áreas del modelo de calidad en diálogo no solo con los instrumentos de gestión sino también con los de planificación estratégica de las instituciones.
Desde aquí cobran un especial valor la conformación de todo tipo de redes, como por ejemplo las que constituyen RITE, ya que se abocan a fortalecer e intercambiar saberes y experiencias, situadas en el territorio, más allá de la temática medioambiental. Es decir, toda acción se puede resignificar incorporando los nuevos lentes que aportan los principios, enfoques y valores del MEISC; a modo de ejemplo, si en mis prácticas pedagógicas incorporo el principio del cuidado colectivo o el enfoque intercultural o el valor de la corresponsabilidad, entonces esta es una práctica que ofrece la oportunidad de ser reformulada para explicitar su contribución a los propósitos establecidos.
El MEISC, nos invita a soñar con estudiantes empoderados, con un interés genuino por estar informados, motivados por aprender, participar e irradiar una rebeldía esperanzadora, que les impulse a tomar acción por el medioambiente y la resolución creativa de problemas socioambientales.
El MEISC convoca a todas las instituciones educativas desde educación parvularia a educación superior y está al servicio de funcionarios públicos, coordinadores regionales, tomadores de decisiones y líderes educativos que habitan a lo largo de todo el territorio nacional y asumen con sentido de urgencia, ser agentes de cambio con esperanza, compromiso y creatividad, para gestar, coordinar y articular redes, estrategias, proyectos, planes, orientaciones e iniciativas que surjan, con la finalidad de avanzar colaborativamente, hacia un futuro socioambientalmente justo y solidario, para las actuales y futuras generaciones, en armonía con un desarrollo sostenible.
Fabiola Miranda Capetillo
Asesora encargada de la Política Educativa en Sustentabilidad y Cambio Climático
División de Educación General (DEG)
Ministerio de Educación
[1] Para privilegiar la comunicación del mensaje y frente a ciertos dilemas no resueltos para los efectos del presente documento los términos “sustentabilidad” y “sostenibilidad” serán utilizados de manera indistinta, entendiendo que “ambos conceptos señalan una postura favorable hacia el cuidado, resguardo y preservación del medioambiente, las comunidades y los posibles efectos de degradación ambiental” (Ministerio del Medio Ambiente, 2018).
[2] Innovación educativa: “proceso que contiene un conjunto de iniciativas o acciones, que sistemática y creativamente buscan resolver un desafío o problema para la mejora educativa, con pertinencia local y de forma colaborativa, favoreciendo interacciones pedagógicas dialógicas que impulsen el aprendizaje significativo integral, transformando los roles entre los integrantes de la comunidad educativa y de esta con su entorno y el mundo”. Centro de Innovación de MINEDUC (CIM, 2022).