
Chile está en un punto de inflexión. Durante los últimos años, hemos avanzado en conectividad escolar, entrega de dispositivos y programas de innovación que han demostrado que es posible transformar las aulas con tecnología. Hoy, tenemos una oportunidad única: consolidar esos avances en un proyecto nacional de transformación digital educativa que asegure calidad, equidad e inclusión para todas y todos los niños de nuestro país.
El futuro ya está aquí. El 97 % de las escuelas del país cuenta con conexión a internet; se han desarrollado plataformas, contenidos digitales y programas de formación. Sin embargo, lo más importante es que existe un consenso social: la educación debe prepararnos para vivir, aprender y trabajar en un mundo cada vez más digitalizado.
La transformación digital de la educación no se trata solo de instalar tecnología en las aulas. Es mucho más: es formar a nuestras y nuestros docentes como líderes digitales, fortalecer la ciudadanía digital de estudiantes y familias, generar contenidos abiertos y accesibles, y asegurar que cada inversión tenga impacto real en el aprendizaje. Se trata de usar los datos con inteligencia y ética para tomar mejores decisiones y reducir las brechas educativas.
El Plan Nacional de Transformación Digital Educativa es la hoja de ruta que Chile necesita para dar este salto. Sus seis pilares —liderazgo, capacidades, infraestructura, sostenibilidad, contenidos y datos— son la base de un ecosistema educativo renovado, capaz de preparar a niñas, niños y jóvenes para enfrentar con confianza los desafíos del siglo XXI.
Lo mejor es que no partimos de cero: contamos con la experiencia acumulada de docentes innovadores, iniciativas locales exitosas, alianzas internacionales, una sociedad civil con experiencia y una comunidad educativa que ya ha demostrado resiliencia y creatividad. Lo que necesitamos ahora es articular esas energías en un plan común, sostenido en el tiempo y respaldado como una política de Estado.
La educación digital no es un privilegio, es un derecho. Es la herramienta que nos permitirá garantizar que un estudiante en Arica tenga las mismas oportunidades que uno en Punta Arenas. Que una niña en una escuela rural pueda aprender programación, inteligencia artificial o pensamiento crítico con los mismos estándares que en un colegio urbano.
Chile tiene todo para convertirse en referente mundial en educación digital. La clave está en atrevernos a dar el paso con decisión, con visión de largo plazo y con la convicción de que la tecnología, bien utilizada, amplía horizontes y multiplica oportunidades.
Este no es un desafío que podamos seguir postergando, pero tampoco es un motivo de alarma: es una invitación a soñar y construir juntos un sistema educativo a la altura de nuestro tiempo. Porque transformar digitalmente la educación no es solo un deber; es la gran oportunidad de Chile para asegurar el futuro de sus estudiantes.
Catalina Araya Lira
Directora Área de Educación
Fundación País Digital