Aprendizaje Basado en Retos: Explorando Nuevas Formas de Aprender Matemática

ESCUELA HANS WENKE MENGERS
Lugar
Valparaíso, Cabildo
Niveles
Educación Parvularia
Enseñanza Básica Niños
Modalidad
Regular
Temas
Design Thinking
Aprendizaje basado en Retos
Palabras claves
Matemática
Estudiante con docente
La Escuela Hans Wenke transformó la enseñanza de matemáticas con retos prácticos que mejoran el involucramiento, el aprendizaje y las habilidades sociales en un entorno colaborativo.

Descripción

A través de la metodología de Aprendizaje Basado en Retos, la Escuela Hans Wenke de la comuna de Cabildo transformó la enseñanza de matemáticas para las y los estudiantes de tercero y cuarto básico. La innovación combina nano-retos y mini-retos que desarrollan habilidades matemáticas en contextos reales y cotidianos, promoviendo el protagonismo estudiantil y fortaleciendo la motivación y el autoconcepto. Este enfoque fomenta el trabajo colaborativo y genera un ambiente positivo en el aula, permitiendo que las y los estudiantes lideren su aprendizaje, mejoren su desempeño académico y fortalezcan sus habilidades sociales en un entorno práctico y participativo.

El proyecto surge como respuesta a la falta de involucramiento, autonomía y habilidades socioemocionales de las y los estudiantes en la asignatura de Matemática, problemas identificados mediante diagnósticos institucionales y pruebas estandarizadas, especialmente tras la pandemia. Las metodologías tradicionales no lograban captar su interés ni fomentar su participación activa, limitando el desarrollo de competencias clave como la resolución de problemas y el dominio de algoritmos básicos. Ante este escenario, se identificó la necesidad de diversificar las estrategias pedagógicas, promoviendo aprendizajes significativos en un entorno dinámico, colaborativo y orientado al fortalecimiento de la interacción en el aula.
Esta innovación comenzó con un diagnóstico colaborativo en el que se escucharon las voces de los niños y niñas sobre cómo querían aprender Matemática. Además, los docentes analizaron sus prácticas para determinar cómo estas impactaban en los aprendizajes. A partir de este análisis se decidió implementar una metodología activa, optando por el Aprendizaje Basado en Retos. Se inició con "nano-retos" para resolver ejercicios básicos en equipo, seguidos de "mini-retos", donde los estudiantes investigaron el uso práctico de la matemática en su entorno y crearon problemas matemáticos basados en esa investigación. La culminación fue el "reto curricular", que siguió las etapas del pensamiento de diseño: empatizar, definir, idear y prototipar y testear. En estas fases, los participantes identificaron problemas clave, desarrollaron soluciones creativas, prototipos y los testearon con sus pares. Finalmente, presentaron los resultados, recibieron retroalimentación y reflexionaron sobre sus logros.

El proyecto se centra en implementar la metodología de Aprendizaje Basado en Retos (ABR), comenzando con diagnósticos colaborativos para diseñar actividades adaptadas a las necesidades estudiantiles. La innovación incluye:

Nano-retos: Actividades para fortalecer habilidades básicas en matemáticas de manera lúdica.
Mini-retos: Problemas matemáticos contextualizados en situaciones reales que promueven la investigación y la creación de soluciones.
Resolución de problemas entre pares: Fomenta el aprendizaje colaborativo y el desarrollo de habilidades socioemocionales.

La implementación de la innovación es acompañada por reflexiones pedagógicas del equipo docente, lo que asegura la mejora continua y el ajuste de estrategias basadas en la retroalimentación de estudiantes y docentes.
Equipo Directivo: Diagnóstico inicial, apoyo logístico y supervisión.
Docentes de Matemática: Diseño e implementación de retos, acompañamiento y evaluación.
Estudiantes: Protagonistas en todas las fases del proyecto, incluyendo la creación y resolución de retos.
Familias: Participan en actividades de apoyo al aprendizaje.
Las y los estudiantes son el eje central de la innovación, desempeñándose como protagonistas activos en cada fase del proyecto. Desde el diagnóstico inicial, contribuyeron con sus opiniones e intereses, guiando la selección de estrategias pedagógicas. Durante la planificación, sus perspectivas fueron clave para diseñar actividades significativas. En la implementación, asumieron roles como colaboradores en los "nano-retos", resolviendo problemas en equipo; creadores en los "mini-retos", diseñando ejercicios contextualizados; e innovadores en el "reto curricular", donde desarrollaron, prototiparon y testearon soluciones. Finalmente, en la evaluación, participaron como reflexionadores, aportando ideas para la mejora continua y consolidando aprendizajes significativos.
Uno de los principales retos fue adaptar los retos matemáticos a la diversidad de habilidades y niveles de los estudiantes, garantizando su participación activa y colaborativa. También fue fundamental crear un ambiente de confianza y cooperación, motivando a las y los estudiantes a proponer ideas y comprometerse con la resolución de problemas. Otro desafío significativo fue superar la resistencia inicial hacia las metodologías activas, especialmente en estudiantes poco habituados al aprendizaje autónomo. Asimismo, se enfrentaron dificultades en la preparación de recursos didácticos y en la capacitación docente para implementar estas estrategias de manera efectiva y sostenida. Mantener la motivación a lo largo del proceso fue clave para superar estas barreras.
La implementación del proyecto ha generado resultados altamente positivos. Se ha observado un incremento significativo en la motivación y participación de las y los estudiantes, así como en su rendimiento académico en Matemática, evidenciado tanto en evaluaciones internas como en las pruebas estandarizadas DIA. Además, el trabajo en equipo y la resolución de problemas se fortalecieron como habilidades clave, contribuyendo a un ambiente colaborativo en el aula. Las observaciones también destacaron un aumento en la autonomía, el protagonismo estudiantil y la asistencia regular a clases, consolidando una participación activa y comprometida con el proceso de aprendizaje.
Para el 2025, el Aprendizaje Basado en Retos (ABR) se consolidará como una metodología institucional integrada en el Plan de Mejoramiento Educativo (PME), con su aplicación extendida a todas las asignaturas y niveles educativos del establecimiento. Los retos serán adaptados a las necesidades pedagógicas de cada área, garantizando su relevancia y efectividad. Asimismo, se incorporarán herramientas digitales que fortalezcan el trabajo colaborativo y la resolución de problemas, promoviendo un aprendizaje dinámico, participativo y contextualizado.

Además, se proyecta documentar el proceso y aprendizajes desarrolladas durante el proyecto, facilitando su adaptación e implementación en otras instituciones educativas, ampliando su impacto y aportando a la innovación pedagógica comunal.
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